lunes, 30 de diciembre de 2013

Todo esto también pasará





Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte: – Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino…
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: -Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.


-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.



Cuentos de los Sabios de la India

Claqueta y... ¡¡ACCIÓN!!





Supongámonos en invierno, supongamos con ello mucho frío, supongamos un montón de cosas pendientes y escasas ganas de hacerlas, supongamos una taza que desprende calor y un sofá que nos llama a serle fieles. Imaginemos por un segundo una gran necesidad de olvidarse del mundo. Claro está solo son suposiciones, pero estas pequeñas imágenes se empiezan a confabular para destrozarme, o quizás ayudarme a hacer más llevadero, estos helados días.

Supongamos también por ultimo la guinda del pastel, CINE, miles y miles de películas que se agolpan para cambiarte la vida, para hacerte reír, llorar, enamorarte u odiar. Para hacer que vivas mil experiencias sin moverte de tu sofá. Películas que después de verlas se quedan ya dentro, y a saber qué o quién podrá sacarlas de ahí cuando menos te lo esperes. Leí no hace mucho que hay libros que te recomiendan a personas, empiezo a pensar, que esta curiosa actividad también se realiza en el séptimo arte.

Qué mejor que invierno, vacaciones de navidad, bajas temperaturas y soledad (se acepta también compañía, pero siempre que vivan cada escena, no se avergüencen por llorar con los más tontos sucesos y no lo comenten todo) Que mejor momento para abandonarte un día, pasarlo en pijama, con un moño y sin sujetador, devorando todas y cada una de las vivencias que esos amigos breves y a la vez cercanos tienen la amabilidad de enseñarnos.

Una vez conocí a una persona que categorizaba las películas en estaciones, para él las películas más solemnes, las obras de arte, se presentaban en otoño e invierno, mientras que aquellas más llevaderas, fáciles y frescas eran para primavera y verano. Más o menos como lo que produce cada estación en si. Un día tras hablar sobre esto me plantee cuales eran mis películas-estaciones, pero ninguna llegó a concordar con lo dicho por mi amigo. Otoño fue sencillo, tengo una costumbre tonta, y es que para mi las hojas no empiezan a caerse hasta que no veo Chocolat, lo sé, no es la mayor obra maestra del cine, pero me produce esa calidez a la vez que frío que es para mi la estación color chocolate. 


Sin embargo con las otras estaciones me tuve que parar a pensar, en invierno se entremezclaban tantas, desde Love actually hasta La lista de Schindler, lo se, ya lo se, no tienen absolutamente nada que ver, pero son invernales, y a la vez te recuerdan que hay esperanza en el ser humano, además la niña del traje rojo es mi vaticinio de la primavera. Pero ahí comenzó mi caos, y ahora ¿qué era primavera? ¿Grease o Con faldas y a lo loco? ¿Y donde metía a Pulp Fiction? ¿Y desayuno con diamantes? ¿Cadena perpetua? ¿Toy story? ¿El padrino? ¿Mi eterna Casablanca? 
Era incapaz de tener una película favorita, ni siquiera cuatro.

La vida es un poco eso, no hay un hecho circunstancial que nos cambie, ni una persona que nos lo haya enseñado todo, cada pequeño gesto que vemos, cada frase que leemos y declaración que oímos se amoldan a nuestra propia esencia, algunas ni siquiera las recordaremos, pero lograran hacernos quien somos, cada día nos muestra algo nuevo y en cada persona que conocemos se encuentra el poder de cambiarnos la vida.

- No puedo hacer esto.

- Lo sé. Ha sido un error. No deberíamos ni haber llegado hasta aquí... Pero henos aquí, igual que en las grandes historias, señor, las que realmente importan, llenas de oscuridad y constantes peligros. Esas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien? ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido? Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra, incluso la oscuridad se acaba, para dar paso a un nuevo día. Y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, aun cuando eres demasiado pequeño para entenderlas. Pero creo, señor, que ya lo entiendo. Ahora lo entiendo. Los protagonistas de esas historias se rendirían si quisieran. Pero no lo hacen: siguen adelante, porque todos luchan por algo.

Fragmento El señor de los anillos: Las dos torres (2002)

jueves, 26 de diciembre de 2013

Do you think you can tell?





Nos encontramos, queridos planes b, en el epílogo del año, y como cualquier conclusión que se precie debemos tratar que nuestra lectura resulte lo suficiente para una nueva parte, que se iniciará con el año siguiente. Por algo en estas fechas son propias las propuestas hacia lo que aún queda por llegar.

Habitualmente los finales preparados para nuevos comienzos suelen dejar la miel en los labios hablando sobre planes futuros. Como ya sabéis, mis planes de futuro más lejanos se aproximan a la próxima hora. Por ello mi planteamiento irá al revés (como casi todo en mi)
¿Y si en vez de pensar en lo que aún nos queda por hacer, nos paramos a reflexionar sobre lo que nos hemos hecho en los últimos 365 días?

Llevo un par de días dándole vueltas a qué es lo primero que pasa por mi cabeza cuando pienso en 2013, y tengo tal amalgama que supongo, la necesito escribir para organizarme. Como todo lo que va pasando en nuestra vida, este último año me ha cambiado. Lo diferente de estos meses es que me han enseñado más a golpes que a caricias y eso en ocasiones te hace captar el mundo de una forma diferente.

Por primera vez en mi corta existencia me he dado cuenta de la repercusión y culpa que tienen muchas de mis acciones. A pesar de ello normalmente a quien no alcanzo a comprender es a las personas implicadas en ellas. 
Durante este año he aprendido a desconfiar un poquito más de la gente, pero también he visto como una persona no es solo la faceta que te muestra, sino que a esa le acompañan muchas mas que te demuestran lo horrible y a la vez magnifico que puede llegar a ser el ser humano. 
Me he percatado de que cuando algo duele demasiado, hacer oídos sordos no es la mejor solución, pasar del mundo no suele ser la respuesta para ningún rompecabezas, pero aún así un tiempo muerto nunca viene mal.
Que proponerte algo no es lo difícil, lo difícil es ponerte a hacerlo, como leí una vez por ahí "en la vida hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, pero lo jodido es regar el árbol, criar al niño y lograr que alguien se lea el puto libro."
He conocido a personas que solo con pensarlas ya te ponen una sonrisa en la cara, y que logran hacerte sentir bien por el mero hecho de tenerlas cerca. También he comprobado lo rápido que las palabras se las lleva el viento.
He descubierto que puedes tener agujetas de reírte, y que habitualmente estas al molestar hacen que te embargue una alegría muy tonta. 
Aprendí lo fácil que es desnudar el cuerpo y lo difícil que es hacerlo con el alma. Que el valor que tiene una persona en tu vida, se lo das y se lo quitas tu mismo, nadie lo hará por ti. 
De igual manera nadie muere porque le rompan el corazón, ni estalla de felicidad.
He reforzado mi teoría de lo desastrosa que soy y de la suerte que tengo. He logrado ver un alma a través de una mirada, y el escalofrío que esto trae consigo. 

Por desgracia 2013 significó también la ausencia en mi vida de considerables cimientos, cada uno fue desapareciendo a su manera. En los pasados doce meses me han enseñado a decir adiós, y no sabía que una simple combinación de letras podía llevar tantos sentimientos dentro.
También me enteré de lo necesario que es empezar de cero, y de que un momento puede hacer que cambie tu forma de ver la vida.

Como dijo Shakespeare "en un minuto hay muchos días", y estos últimos 525600 minutos han logrado albergar millones de jornadas plagadas de más sentimientos y experiencias de los que jamás habría pensando. 
¿Y os digo lo maravilloso de todo esto?
Que aún nos quedan muchas vidas por vivir juntos, y no se tu, pero yo pienso aprovecharlas.

Porque el mejor momento es ahora

Os deseo un feliz, esperanzado e improvisado 2014



viernes, 20 de diciembre de 2013

Llegados a este punto.



Llegados a este punto, creo que es admirable reconocer sinceramente, que en mis pocos años de vida he estado más perdida que encontrada. ¿Lo malo? Que me encanta.

Bueno, en realidad, ¿quién decide en tu vida qué es lo bueno y qué es lo malo? Ah, ¿pero hay algo o alguien que decide eso por ti? Probablemente sí... ¿O me equivoco? Tranquilx, a mi me pasaba. Ahora solo hago lo que me da la gana. Que suena mal y eso, lo sé. Quedaría mejor un "hago lo que creo correcto" o "lo que el corazón me dice" pero ya sería otra vez que algo o alguien te diga qué hacer y como ¿no?

Tú notenflayes. Notenflayes es un término curioso, ¿verdad?. Vamos, que no tienes ni zorra de lo que quiere decir. Lo inventó alguien muy importante para mi, aunque yo en ese momento era lo último que pensaba. Ahora no creo en la gente "importante", creo en las personas que se arriesgan a amarte.
En conclusión: es como un "no te rayes", pero que mola más. Tampoco te quedes locx por las "x" es una de esas cosas que hago porque me da la gana, te guste o no, claro está. Y para lxs que tengan más interés, preguntad.

¿Has visto como me voy por las ramas? Esto me pasa por escribir pocas veces a la semana. La cuestión, que estar perdida está más guay. Estás en continua búsqueda, se complica todo mucho más, gritas, flipas, ríes, corres, lloras, abres los ojos y al final... Al final nunca hay final, la vida sigue. Cuando crees que ya no puede pasar nada peor, pasa. Y es ese momento. Para mi, gloricioso. Ese momento en el que te da exactamente igual todo.

Yo, personalmente, me pongo a todo volumen "The Show Must Go On" y la canto como si fuera el último día de mi vida. Hace mucho que no es necesaria en ese aspecto, ahora la búsqueda mola más. No la pongo por una férrea necesidad, sino por bailar.

Pues es eso, que yo no quiero encontrarme, yo quiero seguir buscando. Caminando. Y no sé por qué, pero ahora me cansé de buscar pensando que no voy a encontrar nada. Te lo explico. Si te dijeran que en ese gran campo hay plantado un trébol de cuatro hojas, ¿buscarías? ¿O antes de empezar te rendirías? Puede que te rindas después de horas buscando, ¿no? Pues yo no, soy tan cabezota que sin encontrarlo, seguí buscando, por mis ovarios que lo encontraba. Y no lo encontré.

Encontré uno con tres hojas más. Como el de Fry, sí. Así que, ahora no me canso nunca de buscar.
Tú no pares de saltar aunque te duelan los pies, lo mejor está por llegar.





"No sé quién tiene la culpa. O sí, pero no te lo voy a decir."




viernes, 13 de diciembre de 2013

It´s better to feel pain, than nothing at all





Hoy he decidido hablaros un poco de mi, desde hace poco mi vida es un completo caos, y la de quién no  ¿Verdad? 

Era una persona organizada, yo sabia qué iba a ser de mi en el siguiente mes y me imaginaba perfectamente dentro de un año, le tenia terror a los cambios inesperados, a los vacíos. Hace poco unos apoyos que yo creía elementales desaparecieron, y me encontré cayendo al abismo, entonces descubrí esa maravillosa sensación. 
Y ahora cómo le vas a pedir a alguien que vuelva a ir paso a paso cuando ha probado lo que es volar. 
Así que he decidido que a partir de ahora mi vida se basará en tirarme por el acantilado, vale, que me pegare las tortas más monumentales, y qué. 
¿Y si sale bien, si de pronto el defectuoso paracaídas se abre?

Desde hace un par de meses no tengo ni idea de cómo estaré en una semana, creo que en esa incertidumbre se encuentra un poquito de vida, en la esperanza de que quizás dentro de unas horas algo te salve el día. Increíblemente, desde que lo pienso cada vez algo nuevo me lo salva y le da de pronto sentido a todo. 

"I don´t ever remember feeling this awake." (Thelma)


Una persona muy importante para mi me dijo una vez que eso de que la vida se asemeje con un viaje en tren es una tontería, un tren lo conduce otra persona, tu simplemente te subes y te dejas llevar. Yo también lo veo una contradicción, me dijo otra similitud, la vida es como saltar a la comba. Esa comba está siempre sostenida por alguien o algo, ya sea una persona necesaria en tu vida, un sueño, una esperanza o tu mismo. Tu saltas, tu solo te esfuerzas por continuar, por meterte y seguir, que si, que a veces la comba se te puede enredar, y te caes. 
Te das de bruces o quizás logras mantener más o menos el desequilibrio justo para continuar. 


domingo, 8 de diciembre de 2013

I was happier then with no mind-set



Bienvenidos sean los días de sol en invierno, el pararte y dejar que cada célula de tu cuerpo rebose calor, andar en silencio escuchando música, cerrar los ojos, hacer que el mundo a tu alrededor se acabe y comience tu universo. 

Bienvenidas las cervezas (siempre medio llenas) en terrazas, y el amor sin miedos, las canciones que son capaces de hacerte sonreír y aquellas que te hacen llorar como una desconsolada, las personas que con una mirada consiguen derretirte un poquito más de lo permitido.

Bienvenida sea la ilusión infantil y los viajes en coches a ninguna parte, bienvenidos los puentes con millones de cosas que hacer que al final se acaban convirtiendo en películas y pañuelos. 

Bienvenidos los días que te hacen saltar de la cama, y los libros que sueñas acabar pero nunca quieres terminar, las ganas de comernos, las risas descontroladas y los mensajes inesperados. 

Bienvenidas las ganas de empezar de cero, las ansias de renovación y la capacidad de crecer sin dejar atrás lo aprendido antes.

Bienvenido tu, pasa.


viernes, 6 de diciembre de 2013

DRIVE DARLING





Tenían una regla irrompible, todas las noches las pasaban juntos, aunque fuera en sueños.

Pero hubo un momento que esto ya no sirvió, llegaron a un punto en el que ni ellos mismos recordaban lo soñado la noche anterior y les daba miedo admitir que en ocasiones cada vez más frecuentes esos idealizados sueños a los que antes se habían aferrado empezaban cada vez más a tomar forma de pesadillas.

Un buen día él buscó nuevos mundos por los que perder la cabeza, ya que sin querer admitirlo los dos sabían que su historia no soportaba más dragones, brujas, contratiempos y aventuras. Se aburrieron de esa aletargada seguridad.

El cuento por fin alcanzó su necesitado final, un bonito día al comienzo del otoño prefirieron (en ocasiones aún se preguntan si fue con cobardía) crear un desenlace lo más decente que pudieron. Uno con el que pudieran mirar atrás y sonreír, seguir queriéndose,  sabiendo aún así que no habrían puntos suspensivos.

A pesar de que la valentía nunca fue uno de sus fuertes. Esperanzada, observó como la vida seguía, ofreciéndole una rama a la que agarrarse para no dejar que la corriente se la llevara y se asió a ella obstinada a salir de allí costara lo que costase, y cuando emergió, después de un tiempo, con paciencia y la cabezonería que siempre le había sobrado descubrió que la única persona capaz de hacerla resurgir estaba ahí mismo, por primera vez desde hacia años solo dependía de ella.  

Supongo que al fin y al cabo la historia tuvo un desenlace feliz, ya que al perderle a él, ella por fin se encontró.