viernes, 19 de febrero de 2016

Ecos




El sonido de la ventana chocando contra el marco de la madera, mientras el viento te lleva el suave pulular de las hojas contra los arboles

Estar en un país extranjero y escuchar a la gente hablar sin entender una palabra, y saber que puedes hacer o decir lo que quieras, porque te protege ese completo anonimato. 

El sonido de su risa, cuando lo que se ríe es de verdad su alma, el momento en el que ya simplemente no suenan carcajadas, sino ruidos inconexos de felicidad pura



El tímido sonido de un botellín al abrirse, y de fondo, la voz de tus amigos contando alguna anécdota que has escuchado mil veces pero de la que te volverás a reír mil una.

La música en directo, en un pub perdido, abrigándote del frío ese que cala hasta los huesos fuera, y haciéndote sentir un poquito más cerca del mundo

El chocolate al partirse y la cuchara al mover el azúcar bajo el café.

El sonido de una calada, cuando el tabaco se quema, y notas el candente chisporreo que le acompaña

Un lápiz sobre un papel en blanco, que esperan unirse para siempre en una hoja que acabará perdida en cualquier cajón

La lluvia, por muy tópico que suene, chocando con fuerza contra el techo, tratando de hacer un agujero y llegar hasta ti, mientras el calor te atrapa

Estar en el cine y tratar de no hacer ruido con las palomitas, porque joder, esa escena necesita ser escuchada con tu atención más pura.


Tus susurros sobre mi oreja, el descubrir una nueva canción que te toca el corazón, el agua caliente de la ducha sobre tu piel en un día helado, el respirar por la calle y que te salga vaho por la nariz. Recordar viejos mensajes, y escucharlos en tu mente con la voz de aquel que te los envió.  Las pulsaciones de tus dedos sobre el teclado del ordenador, como el más ávido pianista, cuando una tímida y pequeña inspiración llama de pronto a tu puerta. El completo silencio de la madrugada, que te hace sentir la única persona de toda la tierra. 

Notar tu corazón latiendo como si se fuera a escapar del pecho, como si fueras a morir en ese segundo exacto de puro éxtasis.

El descubrir, finalmente, como lo extraordinario se encuentra en cada momento dentro de lo cotidiano

sábado, 30 de agosto de 2014

MI VERANO.



Cambiar tu forma de ser y vivir en un solo verano, duele.

Tenía que decirlo y no sabía cómo, supongo que aquí no está mi familia para vigilarme como en Facebook.
Este verano fui dejando poco a poco que desapareciera la motivación para estudiar, poco a poco fui dejando de preocuparme, y por tanto, de estudiar.
Sabía que tenía que hacerlo, porque me conozco y luego me arrepiento. Pero día tras día surgían problemas nuevos. Cosas que cuando eres más peque ni siquiera imaginas que existen. En resumen, que creces. Y es una trampa.

Mi verano... Creo que podría resumirlo en muerte y elecciones. Ahora la única canción que me alegra o hace llorar es "Ain´t no mountain high enough". Supongo que me hace recordar que la vida sigue, que recuperaré la motivación en los estudios, que pase lo que pase viva el ahora, que "no pasa nada abuela, yo vengo to los días, siempre que me necesites". Y yo que sé, lo expreso todo desordenado esperando que mi compañera de blog lea esto. Que sepa que murió mi tio abuelo el mismo día de mi cumpleaños, que estuvo callando un tumor y un dolor insoportable durante casi un año, que mi madre ha faltado mucho en casa por estar con él, que odio los carroñeros que aparecen cuando muere alguien, que odio el poder del dinero en este jodido mundo, que no soporto ver a mi abuela decir que se quiere morir ya, pero me alegra el día cuando consigo hacerla reír. Que ayer no podía levantarse de la cama y conseguí que por un día no llorase por verse incapacitada. Le puse la música que solía escuchar de joven, y en serio, vi como "La zarzamora" de Lola Flores conseguía levantar a mi abuela de la cama. ¿El poder de la música VS el poder del dinero? Me quedo con la música.
Podría seguir diciéndote las mil mierdas más que me pasan y llevan pasando demasiado tiempo, pero no, no tienes ni idea de lo que se siente, ni siquiera te acercas a comprender un pequeño trozo de lo que significa.

La familia hace daño por muchos sitios, pero es algo que te toca y ni de coña puedes elegir. Es una de las cosas más jodidas y jodidamente importantes de la vida. A muchas niñas y niños palestinos ahora les gustaría tener una, pero mira tú que cosa... El poder del dinero se la quitó, y supongo que la música les puede hacer olvidar por un momento, aunque sea pequeño, que están solos en este mundo que se mueve con dinero.

No tengo más fuerzas de seguir contando todo lo que me mata por dentro, pero ojalá algún día no tenga que seguir escribiendo para gritar en silencio lo que no soy capaz de decir con mi propia boca.

Ah, ayer se rompió una tubería de casa, espero que no me pase lo mismo. De momento esta música ayuda...
https://www.youtube.com/watch?v=D_Ulif-peWc

" If you need me, call me 
 No matter where you are 
 No matter how far 
 Just call my name 
 I'll be there in a hurry 
 You don't have to worry 

 'Cause baby, 
 There ain't no mountain high enough 
 Ain't no valley low enough 
 Ain't no river wide enough 
 To keep me from getting to you "




Te quiero mucho, tito de la gorra. IHVJ.

martes, 29 de julio de 2014

Aquel viernes.


Dicen que los borrachos y los niños dicen la verdad, pero por experiencias propias me creo más a las peques. Ahora en este mundo loco hasta los borrachos saben mentir y juegan contigo. También por experiencias propias afirmo esto.

Durante un tiempo me enfrenté, cada viernes, a niñas y niños. Y horas más tarde, a borrachas y borrachos. Ambos grupos mostraban ciertos valores en común... Cariño y afecto, amistad, amor, confianza y amabilidad, e incluso complicidad. 

Algunos viernes, el rato con el grupo ebrio me aportaba más que el grupo inocente. Ya no recuerdo si me gustaba o me preocupaba, pero sé que llegaba a casa muy callada.
Cuando era al contrario, el rato con las que ahogaban sus penas en alcohol y otras drogas, se veía nublado por las risas de "esos locos bajitos". Y llegaba esa preocupación por crecer... En ese momento, pensaba que los enanos tenían remedio, pero que yo ya no. Entonces me ponía a pensar qué podría hacer yo para encauzar cada pensamiento, cada sueño de cada pequeña... Cada meta que, algún día, verían igual de nublada que la vista de un adolescente ebrio.

No muchos años separan esos dos grupos, pero creo que son años imprescindibles. Años que no deben confundirse. Decidí enseñarles a ser valientes, a nadar a contracorriente y resistir frío y calor cuando todo parece caerse. Quise hacer que no tuvieran miedo a perderse. Pero que temieran sin miedo el camino hacia encontrarse.

Leyendo estos pensamientos míos, debo reconocer que se desmorona ese grupo de adolescentes que se emborrachan cada viernes, justo horas después de enseñarle a pequeños bajitos lo más profundo de su ser. Es triste, pero cierto. Adolescentes que necesitan a niñas y niños para darle sentido a sus días. Niños y niñas que necesitan adolescentes ciegos que les guíen.

Aún recuerdo el día en que, se cruzaron miradas. La niña supo que su guía estaba borracha, la borracha supo que su niña la vió perdida. Creo que eso sirvió más que un año lleno de viernes.

Aún recuerdo el día en que, una inocente adolescente quiso contar un cuento de valientes a su grupo de inocentes.

Aún recuerdo el día en que la inocente adolescente, ganó mucho más que aquellos dos grupos aquel viernes.


Cuento de autenticidad, cuento de valientes.


«Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja a su hija.
Todos los jóvenes asistieron, y el rey les dijo: “Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino”.

Así se hizo. Había un joven que plantó su semilla, y en vano esperó a que la planta brotara. Mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas. Cuando pasaron los seis meses, todos los jóvenes desfilaron hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas.
El joven estaba muy triste, pues su semilla nunca germinó; ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistía en que debía ir. Con la cabeza baja, y muy avergonzado, desfiló el último con su maceta vacía.

Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo, se rieron y se burlaron de él. En ese momento, el alboroto fue interrumpido por la entrada del rey. Todos hicieron una reverencia mientras el rey se paseaba entre las macetas, admirando las plantas.
Finalizada la inspección, hizo llamar a su hija. Convocó, de entre todos, al joven que llevó su maceta vacía. Los pretendientes se quedaron atónitos.


El rey dijo entonces: “Este es el nuevo heredero del trono, y se casará con mi hija. Os di una semilla infértil, y habéis tratado de engañarme plantando otras plantas. Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, realista y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener”».

miércoles, 9 de julio de 2014

No salgas con una chica que viaja

Siguiendo la linea del artículo de Charles Warnke y Rosemary Urquico titulado "Salir con chicas que no leen/ Salir con chicas que leen" (Échale un vistazo aquí ) la semana pasada encontré un blog que había creado la versión 2.0 "Don't date a girl who travel". Me pareció una bonita continuación para esta serie que da mucho juego. Aquí nuestra traducción:



"Ella es la del cabello despeinado, poco cuidado y quemado por el sol. Su piel está lejos de la piel blanca que era antes. Ni siquiera besada por el sol. Está quemada con muchas lineas de moreno, heridas y cicatrices, aquí y allá. Pero en cada defecto en su piel hay una interesante historia por contar.
No salgas con una chica que viaja. Es difícil de complacer. La usual cita de película en un centro comercial la aburrirá. Su alma quiere nuevas experiencias y aventuras. No se impresionará por tu nuevo coche o tu carísimo reloj. Ella preferiría escalar una roca o saltar de un avión a oírte fanfarronear de estos.

No salgas con una chica que viaja porque ella te estará insistiendo en reservar un asiento de avión cada vez que encuentre una aerolínea con rebajas. No saldrá de fiesta a los sitios de moda. Y nunca pagará mas de 100€ por un concierto o festival, ya que sabe que un fin de semana de fiesta equivale a una semana en un lugar mucho más emocionante. 



Lo más probable es que no tenga un trabajo estable o común. O quizás, está soñando despierta con dejarlo. Ella no quiere seguir trabajando en los sueños de otros. Ella tiene su propio sueño y está trabajando para conseguirlo. Es insaciable. Para ella el dinero es diseñar nuevos planes, escribir, tomar fotos o hacer algo que requiera creatividad e imaginación. No pierde el tiempo quejándose de lo aburrido de su trabajo.  

No salgas con una chica que viaja porque ella ha escogido una vida de incertidumbre. No tiene ni un plan ni una dirección permanente. Ella va con la corriente y sigue a su corazón. Ella baila al ritmo de su propia melodia. No lleva reloj. Sus días están regidos por el sol y la luna. Cuando las olas llaman, la vida se para y ella se olvidará de todo lo demás por un momento. Pero también ha aprendido que lo más importante en el mundo no es surfear. 

No salgas con una chica que viaja pues ella tiende a decir lo que piensa. Nunca tratará de impresionar a tus padres o amigos. Ella sabe respetar, pero no le da miedo abrir un debate sobre temas que afecten al mundo o de responsabilidad social.




Ella nunca te va a necesitar. Ella sabe cómo levantar una tienda de campaña y reparar sus cosas sin tu ayuda. Cocina bien y no necesita que le pagues la comida. Es demasiado independiente y no le importará si viajas con ella o no. Se olvidará de avisarte cuando llegue a su destino. Ella está ocupada viviendo el presente. Le habla a extraños. Conocerá a muchas personas interesantes de otras partes del mundo, que comparten su pensamiento, su pasión y sus sueños. 

Asi que nunca salgas con una chica que viaja a menos que puedas seguir su ritmo. Y si tú, sin querer, te enamoras de una, ni se te ocurra quedártela. Déjala ir."
O déjate llevar con ella.

martes, 15 de abril de 2014

De barreras

Una barrera invisible les separaba. 
De esas vallas imaginarias que son las más difíciles de saltar.



Algo les hacía desechar instantáneamente la idea cada vez que se planteaban aproximarse más de lo normal.
Hasta que de pronto cambio su visión, un día dejaron de pensar en sus limites. 
Debían salvarse, o ellos o la frontera.
Se dieron cuenta de que había pequeños recovecos por los que estaban deseando pasar, explorar qué ocurría al otro lado, eso que les atraía y atemorizaba a la vez. Como mosquitos aproximándose a la luz. 



De repente, sin saber muy bien cuando, echaron abajo la valla con un suspiro, no era tan fuerte e inabarcable como ellos pensaban.
Se dieron cuenta del nuevo mundo que tenían por descubrir y que ellos mismos se habían negado a conquistar durante tanto tiempo. 
Se pusieron manos a la obra. 

Conforme pasaban los días iban olvidando la existencia de esas antiguas fronteras, hasta que descubrieron, no sin sorpresa, que la barrera no desapareció, sino que lentamente se había ido moviendo hasta rodearlos. 
Abrazándolos sin aislar, estrechando sin encerrarlos. 

Haciendo, simplemente, que cada vez les costara un poquito más separarse el uno del otro.


lunes, 30 de diciembre de 2013

Todo esto también pasará





Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte: – Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total…
Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada. El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje –el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey-. Pero no lo leas –le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación-
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino…
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía “ESTO TAMBIÉN PASARA”.
Mientras leía “esto también pasará” sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes… y él se sentía muy orgulloso de sí mismo. El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: -Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.
-¿Qué quieres decir? –preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.


-Escucha –dijo el anciano-: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero. El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.



Cuentos de los Sabios de la India

Claqueta y... ¡¡ACCIÓN!!





Supongámonos en invierno, supongamos con ello mucho frío, supongamos un montón de cosas pendientes y escasas ganas de hacerlas, supongamos una taza que desprende calor y un sofá que nos llama a serle fieles. Imaginemos por un segundo una gran necesidad de olvidarse del mundo. Claro está solo son suposiciones, pero estas pequeñas imágenes se empiezan a confabular para destrozarme, o quizás ayudarme a hacer más llevadero, estos helados días.

Supongamos también por ultimo la guinda del pastel, CINE, miles y miles de películas que se agolpan para cambiarte la vida, para hacerte reír, llorar, enamorarte u odiar. Para hacer que vivas mil experiencias sin moverte de tu sofá. Películas que después de verlas se quedan ya dentro, y a saber qué o quién podrá sacarlas de ahí cuando menos te lo esperes. Leí no hace mucho que hay libros que te recomiendan a personas, empiezo a pensar, que esta curiosa actividad también se realiza en el séptimo arte.

Qué mejor que invierno, vacaciones de navidad, bajas temperaturas y soledad (se acepta también compañía, pero siempre que vivan cada escena, no se avergüencen por llorar con los más tontos sucesos y no lo comenten todo) Que mejor momento para abandonarte un día, pasarlo en pijama, con un moño y sin sujetador, devorando todas y cada una de las vivencias que esos amigos breves y a la vez cercanos tienen la amabilidad de enseñarnos.

Una vez conocí a una persona que categorizaba las películas en estaciones, para él las películas más solemnes, las obras de arte, se presentaban en otoño e invierno, mientras que aquellas más llevaderas, fáciles y frescas eran para primavera y verano. Más o menos como lo que produce cada estación en si. Un día tras hablar sobre esto me plantee cuales eran mis películas-estaciones, pero ninguna llegó a concordar con lo dicho por mi amigo. Otoño fue sencillo, tengo una costumbre tonta, y es que para mi las hojas no empiezan a caerse hasta que no veo Chocolat, lo sé, no es la mayor obra maestra del cine, pero me produce esa calidez a la vez que frío que es para mi la estación color chocolate. 


Sin embargo con las otras estaciones me tuve que parar a pensar, en invierno se entremezclaban tantas, desde Love actually hasta La lista de Schindler, lo se, ya lo se, no tienen absolutamente nada que ver, pero son invernales, y a la vez te recuerdan que hay esperanza en el ser humano, además la niña del traje rojo es mi vaticinio de la primavera. Pero ahí comenzó mi caos, y ahora ¿qué era primavera? ¿Grease o Con faldas y a lo loco? ¿Y donde metía a Pulp Fiction? ¿Y desayuno con diamantes? ¿Cadena perpetua? ¿Toy story? ¿El padrino? ¿Mi eterna Casablanca? 
Era incapaz de tener una película favorita, ni siquiera cuatro.

La vida es un poco eso, no hay un hecho circunstancial que nos cambie, ni una persona que nos lo haya enseñado todo, cada pequeño gesto que vemos, cada frase que leemos y declaración que oímos se amoldan a nuestra propia esencia, algunas ni siquiera las recordaremos, pero lograran hacernos quien somos, cada día nos muestra algo nuevo y en cada persona que conocemos se encuentra el poder de cambiarnos la vida.

- No puedo hacer esto.

- Lo sé. Ha sido un error. No deberíamos ni haber llegado hasta aquí... Pero henos aquí, igual que en las grandes historias, señor, las que realmente importan, llenas de oscuridad y constantes peligros. Esas de las que no quieres saber el final, porque ¿cómo van a acabar bien? ¿Cómo volverá el mundo a ser lo que era después de tanta maldad como ha sufrido? Pero al final, todo es pasajero. Como esta sombra, incluso la oscuridad se acaba, para dar paso a un nuevo día. Y cuando el sol brilla, brilla más radiante aún. Esas son las historias que llenan el corazón, porque tienen mucho sentido, aun cuando eres demasiado pequeño para entenderlas. Pero creo, señor, que ya lo entiendo. Ahora lo entiendo. Los protagonistas de esas historias se rendirían si quisieran. Pero no lo hacen: siguen adelante, porque todos luchan por algo.

Fragmento El señor de los anillos: Las dos torres (2002)