Bienvenidos sean los días de sol en invierno, el pararte y dejar que cada célula de tu cuerpo rebose calor, andar en silencio escuchando música, cerrar los ojos, hacer que el mundo a tu alrededor se acabe y comience tu universo.
Bienvenidas las cervezas (siempre medio llenas) en terrazas, y el amor sin miedos, las canciones que son capaces de hacerte sonreír y aquellas que te hacen llorar como una desconsolada, las personas que con una mirada consiguen derretirte un poquito más de lo permitido.
Bienvenida sea la ilusión infantil y los viajes en coches a ninguna parte, bienvenidos los puentes con millones de cosas que hacer que al final se acaban convirtiendo en películas y pañuelos.
Bienvenidos los días que te hacen saltar de la cama, y los libros que sueñas acabar pero nunca quieres terminar, las ganas de comernos, las risas descontroladas y los mensajes inesperados.
Bienvenidas las ganas de empezar de cero, las ansias de renovación y la capacidad de crecer sin dejar atrás lo aprendido antes.
Bienvenido tu, pasa.