martes, 29 de julio de 2014

Aquel viernes.


Dicen que los borrachos y los niños dicen la verdad, pero por experiencias propias me creo más a las peques. Ahora en este mundo loco hasta los borrachos saben mentir y juegan contigo. También por experiencias propias afirmo esto.

Durante un tiempo me enfrenté, cada viernes, a niñas y niños. Y horas más tarde, a borrachas y borrachos. Ambos grupos mostraban ciertos valores en común... Cariño y afecto, amistad, amor, confianza y amabilidad, e incluso complicidad. 

Algunos viernes, el rato con el grupo ebrio me aportaba más que el grupo inocente. Ya no recuerdo si me gustaba o me preocupaba, pero sé que llegaba a casa muy callada.
Cuando era al contrario, el rato con las que ahogaban sus penas en alcohol y otras drogas, se veía nublado por las risas de "esos locos bajitos". Y llegaba esa preocupación por crecer... En ese momento, pensaba que los enanos tenían remedio, pero que yo ya no. Entonces me ponía a pensar qué podría hacer yo para encauzar cada pensamiento, cada sueño de cada pequeña... Cada meta que, algún día, verían igual de nublada que la vista de un adolescente ebrio.

No muchos años separan esos dos grupos, pero creo que son años imprescindibles. Años que no deben confundirse. Decidí enseñarles a ser valientes, a nadar a contracorriente y resistir frío y calor cuando todo parece caerse. Quise hacer que no tuvieran miedo a perderse. Pero que temieran sin miedo el camino hacia encontrarse.

Leyendo estos pensamientos míos, debo reconocer que se desmorona ese grupo de adolescentes que se emborrachan cada viernes, justo horas después de enseñarle a pequeños bajitos lo más profundo de su ser. Es triste, pero cierto. Adolescentes que necesitan a niñas y niños para darle sentido a sus días. Niños y niñas que necesitan adolescentes ciegos que les guíen.

Aún recuerdo el día en que, se cruzaron miradas. La niña supo que su guía estaba borracha, la borracha supo que su niña la vió perdida. Creo que eso sirvió más que un año lleno de viernes.

Aún recuerdo el día en que, una inocente adolescente quiso contar un cuento de valientes a su grupo de inocentes.

Aún recuerdo el día en que la inocente adolescente, ganó mucho más que aquellos dos grupos aquel viernes.


Cuento de autenticidad, cuento de valientes.


«Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja a su hija.
Todos los jóvenes asistieron, y el rey les dijo: “Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de seis meses deberéis traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino”.

Así se hizo. Había un joven que plantó su semilla, y en vano esperó a que la planta brotara. Mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas. Cuando pasaron los seis meses, todos los jóvenes desfilaron hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas.
El joven estaba muy triste, pues su semilla nunca germinó; ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistía en que debía ir. Con la cabeza baja, y muy avergonzado, desfiló el último con su maceta vacía.

Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo, se rieron y se burlaron de él. En ese momento, el alboroto fue interrumpido por la entrada del rey. Todos hicieron una reverencia mientras el rey se paseaba entre las macetas, admirando las plantas.
Finalizada la inspección, hizo llamar a su hija. Convocó, de entre todos, al joven que llevó su maceta vacía. Los pretendientes se quedaron atónitos.


El rey dijo entonces: “Este es el nuevo heredero del trono, y se casará con mi hija. Os di una semilla infértil, y habéis tratado de engañarme plantando otras plantas. Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, realista y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener”».

miércoles, 9 de julio de 2014

No salgas con una chica que viaja

Siguiendo la linea del artículo de Charles Warnke y Rosemary Urquico titulado "Salir con chicas que no leen/ Salir con chicas que leen" (Échale un vistazo aquí ) la semana pasada encontré un blog que había creado la versión 2.0 "Don't date a girl who travel". Me pareció una bonita continuación para esta serie que da mucho juego. Aquí nuestra traducción:



"Ella es la del cabello despeinado, poco cuidado y quemado por el sol. Su piel está lejos de la piel blanca que era antes. Ni siquiera besada por el sol. Está quemada con muchas lineas de moreno, heridas y cicatrices, aquí y allá. Pero en cada defecto en su piel hay una interesante historia por contar.
No salgas con una chica que viaja. Es difícil de complacer. La usual cita de película en un centro comercial la aburrirá. Su alma quiere nuevas experiencias y aventuras. No se impresionará por tu nuevo coche o tu carísimo reloj. Ella preferiría escalar una roca o saltar de un avión a oírte fanfarronear de estos.

No salgas con una chica que viaja porque ella te estará insistiendo en reservar un asiento de avión cada vez que encuentre una aerolínea con rebajas. No saldrá de fiesta a los sitios de moda. Y nunca pagará mas de 100€ por un concierto o festival, ya que sabe que un fin de semana de fiesta equivale a una semana en un lugar mucho más emocionante. 



Lo más probable es que no tenga un trabajo estable o común. O quizás, está soñando despierta con dejarlo. Ella no quiere seguir trabajando en los sueños de otros. Ella tiene su propio sueño y está trabajando para conseguirlo. Es insaciable. Para ella el dinero es diseñar nuevos planes, escribir, tomar fotos o hacer algo que requiera creatividad e imaginación. No pierde el tiempo quejándose de lo aburrido de su trabajo.  

No salgas con una chica que viaja porque ella ha escogido una vida de incertidumbre. No tiene ni un plan ni una dirección permanente. Ella va con la corriente y sigue a su corazón. Ella baila al ritmo de su propia melodia. No lleva reloj. Sus días están regidos por el sol y la luna. Cuando las olas llaman, la vida se para y ella se olvidará de todo lo demás por un momento. Pero también ha aprendido que lo más importante en el mundo no es surfear. 

No salgas con una chica que viaja pues ella tiende a decir lo que piensa. Nunca tratará de impresionar a tus padres o amigos. Ella sabe respetar, pero no le da miedo abrir un debate sobre temas que afecten al mundo o de responsabilidad social.




Ella nunca te va a necesitar. Ella sabe cómo levantar una tienda de campaña y reparar sus cosas sin tu ayuda. Cocina bien y no necesita que le pagues la comida. Es demasiado independiente y no le importará si viajas con ella o no. Se olvidará de avisarte cuando llegue a su destino. Ella está ocupada viviendo el presente. Le habla a extraños. Conocerá a muchas personas interesantes de otras partes del mundo, que comparten su pensamiento, su pasión y sus sueños. 

Asi que nunca salgas con una chica que viaja a menos que puedas seguir su ritmo. Y si tú, sin querer, te enamoras de una, ni se te ocurra quedártela. Déjala ir."
O déjate llevar con ella.